Logotipo adoptado por los diferentes Partidos Piratas.
El 1 de enero de 2006 se constituía en Suecia una novedosa entidad política bajo el nombre original de Piratpartiet. Pero podemos estar tranquilos, porque los vikingos del S. XXI han cambiado sus hachas de guerra por el atractivo de unos ordenadores que quieren usar libremente. Para ello, se propusieron conquistar el inmenso mar digital. Cuando celebran su séptimo aniversario, lo cierto es que todavía no han conseguido divisar tierra, pero es innegable que el viento ha empujado sus barcos mucho más lejos de lo que era de esperar.
Rickard Falkvinge, fundador del Partido Pirata de Suecia.
Acostumbrados a la ambigüedad de la casta política, quizá una de las causas de su meteórico ascenso sea la claridad de sus propuestas. Así, los bucaneros escandinavos se han mostrado partidarios del libre intercambio de archivos en la red, de acortar los derechos de autor y de velar por la seguridad de los usuarios en Internet. Con estas palabras lo explicaba su presidente y fundador, el ingeniero informático Rickard Falkvinge: “Los políticos no se han enterado de lo que ha pasado en los últimos 15 años con la revolución que han supuesto los teléfonos móviles e Internet. Siguen repitiendo las mismas cosas y tienen que comprender que en la era de Internet el copyright es incompatible con el derecho a la confidencialidad». Pero dicen que todos los comienzos son difíciles y las elecciones generales de aquel mismo año 2006 dejaron muy tocada a la joven formación, que apenas pudo conseguir el 0,63% de los votos.
Viento en popa
Logotipo de Thepiratebay.org
A veces hay que dar un paso hacia atrás para tomar impulso. Esto es lo que ocurrió con el Piratpartiet que, tras la decepción electoral, se centró en el desarrollo de Thepiratebay.org, un rastreador de archivos que se consolidó como la mayor web de enlaces a descargas de todo el mundo. El éxito de la página no pasó desapercibido para los defensores de la propiedad intelectual, por lo que en abril de 2009 un tribunal sueco condenó a un año de prisión a sus administradores.
Sin embargo, el efecto producido fue el contrario del que la justicia pretendía. En apenas unos meses, el número de afiliados al partido se multiplicó hasta llegar a los 50.000, convirtiéndose así en la segunda fuerza con más activistas de todo el país. El colofón a este meteórico crecimiento tuvo lugar en las elecciones europeas de ese mismo año. En ellas, el Partido Pirata obtuvo un 7,1% del total de los votos, resultado que le situó en el tercer puesto de todos los participantes.
A la conquista de Europa
Christian Engström, Eurodiputado del Partido Pirata sueco.
El eco de semejante logro resonó con fuerza en todo el mundo, lo mismo que las palabras de su flamante eurodiputado Christian Engström: «Los partidos existentes han fracasado en la tarea de desarrollar políticas sensatas para la naciente sociedad de la información. En vez de aprovechar las fantásticas posibilidades de Internet, quieren usar la nueva tecnología para crear un Estado de vigilancia en el que el Gobierno tenga más control sobre la vida cotidiana de los ciudadanos». Esta contundente carta de presentación ante la Eurocámara, junto a la propuesta de limitar los derechos de autor a cinco años, hizo que la ideología pirata, que dice no entender de derechas ni de izquierdas, diera el salto a otros países.
Surgía entonces el Partido Pirata Internacional (PPI), que tiene como misión dirigir la coordinación entre los más de sesenta miembros nacionales reconocidos. Esto significa que la mayoría de los países occidentales ya cuenta con una formación que defiende los derechos de los ciudadanos en Internet. Más recientemente, el fenómeno se está extendiendo por el centro y el sur del continente americano, alcanzando una especial relevancia en lugares como Brasil.
Los corsarios llegan a España
Logotipo del Partido Pirata de España.
Uno de los primeros países en adherirse a la iniciativa surgida en Suecia fue España. Así, Antonio Navarro Álvarez fundó el Partido Pirata Español en enero de 2007. Desde entonces, sus miembros han defendido una democracia directa a través de la red, así como el acceso al software libre y la posibilidad de disfrutar sin costes de la cultura. Este último aspecto hizo que la entidad se posicionase totalmente en contra de la bautizada como Ley Sinde, impulsada por la ministra socialista del mismo nombre para luchar contra la piratería en Internet. A pesar de haber participado en las numerosas protestas contra la reforma de la legislación en la red, los resultados de los piratas españoles fueron bastante más modestos que los obtenidos en otros países, ya que apenas llegaron a los 25.000 votos en las pasadas elecciones generales de 2011.
Futuro incierto
Los «piratas» del S. XXI intentan mostrarse más simpáticos que los del pasado.
El eurodiputado logrado en 2009 sigue llenando de orgullo al colectivo pirata internacional, aunque parece difícil que el éxito pueda volver a repetirse. Desde aquella eclosión de 2009, el apoyo popular ha ido disminuyendo paulatinamente. El motivo parece ser la inclusión en los programas de los grandes partidos de su posicionamiento sobre la libertad en Internet.
A pesar de esta pérdida de fuerza, los dirigentes del Partido Pirata Internacional se muestran satisfechos de la labor que están realizando, puesto que han sido ellos quienes han introducido el debate en la sociedad. Lo ven, por tanto, como un botín más que suficiente.
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